El Real Valladolid y el Club Ourense Baloncesto protagonizan un interesante duelo en la Primera FEB de trayectorias contrapuestas

_El COB ha ganado tres de los últimos cinco partidos de la división de plata mientras que un Valladolid con aspiraciones mucho mayores que las que reflejan la tabla, intenta salir de los puestos de descenso.

El pasado 29 de diciembre, el Club Ourense Baloncesto entregaba a sus aficionados el mejor regalo de Navidad. El derbi gallego de la antigua LEB Oro -ahora conocida como Primera FEB- enfrentó al equipo ourensano ante el Obradoiro en el Multiusos Fontes do Sar con un absoluto lleno en las gradas que colmaron 5.500 aficcionados con la natural intensidad y pasión de los derbis. Tras un agónico final, la victoria fue para los pupilos de Moncho López que supieron jugar con mayor inteligencia las bolas calientes de un partido que se llevaron por 68-71. Este resultado ahonda en la crisis que vive el equipo santiagués con muchas más urgencias que los cobistas para recuperar la categoría perdida in extremis la temporada anterior. Por el contrario, los ourensanos disfrutan de un buen inicio de campaña, se sitúan sextos en la clasificación con nueve victorias y cinco derrotas, en puestos de play off, a una sola victoria de Real Betis y Palencia y abriendo un hueco de dos victorias con el propio Obradoiro, el Tizona Burgos y el Zamora.

Un par de semanas después de la brillante victoria en Compostrla, el Pabellón Polideportivo Pisuerga pondrá a prueba la solidez del Ourense. Será este sábado a las 19,00 horas. No parece un escenario muy incómodo para que el COB hinque la rodilla, pero en esta división todo puede pasar. El Real Valladolid es un equipo acostumbrado a ocupar una zona de la tabla mucho más noble de la que posee en la actualidad. Navega en el puesto décimo sexto de la clasificación, ocupando uno de los tres lugares de descenso a Segunda FEB y con tan solo cuatro victorias en lo que va de curso.

De hecho, desde la temporada 2017/2018 en la que ascendió de LEB Plata a LEB Oro, ha conseguido meterse, año tras año, en los play offs por el título, incluso no pudieron ejecutar el ascenso que habían ganado en la pista en la 2019/2020, una temporada extraordinaria por motivos de la pandemia. Sin embargo este año no consiguen dar con la tecla. Sobre todo en la pintura. Ni Amanze Egezeke, baja indefinida por un edema óseo en su rodilla derecha, ni David Rozitis fueron la solución. Por ello, el Valladolid acaba de firmar un ala pívot de altura. Josh Mballa llega de Palencia después de haber sido una auténtica sensación en el baloncesto universitario en el que llegó a ser parte de varios quintetos del año en su conferencia. El americano-francés debutará el sábado ante el Ourense y no será la única amenaza para los gallegos. Sergio de la Fuente, Shemar Wilson, Juan García-Abril o Vasilije Vucetic acompañarán en el parqué del Pisuerga a un Mike Torres que, tras un inicio dubitativo, está comenzando a desplegar todo su repertorio, conformándose como buque insignia del proyecto pucelano. 

El Ourense posee argumentos de sobra para contestar a las razones del Valladolid. La primera de ellas, como decíamos, su sensacional inicio liguero que le ha otorgado una racha de tres victorias en los últimos cinco encuentros, llegando a hacer temblar los cimientos de la cancha de un claro aspirante al ascenso directo, el Estudiantes, que solo se pudo deshacer del COB tras una disputada prórroga. El secreto de la buena marcha de los ourensanos reside en dos buenos refuerzos llegados directamente de la NCAA. Primero el estadounidense, Aanen Moody, y después el canadiense, Ben Krikke, son dos jóvenes que se han adaptado a la perfección al esquema de juego de la pizarra de Moncho López y que se ven, perfectamente acompasados, por Brito, Lisboa o Sergio Rodríguez, fichas claves en el triunfo de Santiago. Los últimos refuerzos, Monteiro y Ogunsipe también aportan mucho a un COB que se plantará en Valladolid sin bajas.

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